Música,
color y …jazz por Prof. Francis Gásperi
Se
termina enero, tórrido como nunca, y el año del dragón –que empieza hoy-se va
perfilando como bastante movido para esta rodelu glamorosa y estival. Aunque
las cosas acá folclóricamente comienzan cuando el último ciclista de la vuelta
llega, se vienen dando diferentes movimientos y enroques a todo nivel. Por
estos lares, las calurosas tardes y noches no son obstáculo para salir y
disfrutar de nuestro entorno privilegiado. Plazas, ramblas y manzanas son colonizadas
una y otra vez, buscando el frescor de las tardecitas. Dada las circunstancias,
el calor no es de extrañar, pero lo que si se extraña indudablemente, es la
música en la calle, el movimiento, los ensambles improvisados, el sonido y el
color de los acordes, que interpretados por almas sensibles nos regalaron en
este enero la más espiritual de las artes, según Platon: la música. Son apenas
siete notas o siete sonidos- según indicaba mi viejo y maltratado libro de
solfeo J Menozzi-que combinadas formaban melodías y armonías, transformando
todo aquello en arte. Con solo siete notas se puede armar todo un mundo de
sensaciones y emociones. Si, definitivamente se extraña el jazz a la calle,
como lo denominó y organizó un estupendo grupo de personas que ensambladas y a
tambor batiente regalaron una vez más-por sexta vez- el arte para la gente. Que
decirles del jazz o de la música en
general que ya no se haya dicho, de sus posibilidades de abrir la mente,
generando nuevas conexiones neuronales y ampliando las percepciones hasta
límites inimaginables. De manera que entrando en tema, e inaugurando estas
entregas sobre arte y pintura, me gustaría compartir un material desconocido
para mi, que tiene que ver especialmente, con el jazz y la pintura. Haber
descubierto que Henry Matisse, el gran pintor fauvista francés había trabajado
en esta temática fundiendo sus arte con el jazz, me resulto algo simplemente
maravilloso y por supuesto muy revelador. Es por todos conocidos que este gran
artista, de quien el propio Picasso dijo, “en realidad Matisse lo es todo”
palabras más palabras menos, pintó una serie llamada la Danza entre 1910 y 1912
y una de estas versiones, que en este año cumple el primer centenario posee una
equilibrada fusión de color y
movimiento, donde la música sobrevuela por entre las pinceladas. El
resultado fue sensacional y único. Pero sus investigaciones con el color la
música y la danza, no terminan aquí, su obra Icaro-Jazz de innegable paleta
fauvista forma parte de una colección de 20 obras maestras numeradas, que se
encuentran en el museo de Cateau –Cambresis Francia. Tambien descubro que en
una de las salas del Centre Pompidou de Paris, se expuso hace unos años atrás
una serie de dibujos, acuarelas y gouaches
referidas al jazz, en homenaje a Miles Davies. Y por si fuera poco, se
editó en dos tomos (2010) un libro de
artista llamado Jazz que data de 1947, el cual contiene más de un centenar de
grabados sobre la base de recortes de papel, cuya temática central es
obviamente el jazz y la música, generando obras de genial creatividad. Planos
cromáticos puros, líneas y arabescos, son el fruto de años de estudio como
consecuencia directa de sus viajes por Marruecos y su contacto con el arte
negro. Recordemos que en su última etapa sus trabajos fueron hechos en la
técnica de recortado de papeles, collages por problemas en sus manos. Obras de
una gran síntesis compositiva, cromática y lineal. Música en estado puro. El jazz es ritmo y significado, era una de sus frases célebres. Es
innegable la influencia de este ritmo en muchos pintores de todas las épocas,
el contrapunto cromático establece analogías con el ritmo sincopado de un
Charleston o las pinceladas lánguidas y calmas que dialogan con un Blues nocturno
y solitario. Hasta Miró y Dali encontraron en los postulados jazzísticos
(libertad creadora, imaginación, improvisación) el argumento creador para sus
obras maestras surrealistas. Los artistas han sabido regalar pinceladas y
diseños en las caratulas de los discos, como prueba de ello tenemos al mismísimo
Pablo Picasso que diseñó un sello discográfico “Pablo” para su amigo Norman
Granz. El
histórico Ben Shahn,
(1898-1969)
dibujante,
pintor, fotógrafo, también fue un gran ilustrador de caratulas de jazz; el
hasta ahora inigualable Charlie “Bird” Parker también supo crear composiciones
cromáticas abstractas y de corte naif, que le ayudaron a salir de momentos de
gran depresión. Por estos lados nuestro gran artista Hermenegildo Sabat, desde
muchos años radicado en argentina, gran amante del jazz, realizo dibujos y
pinturas publicando varios libros de
excelente calidad, en especial el primero de ellos hace ya 40 años .Sea como
fuere, el arte y aquel estilo que nació en Luisiana Nueva Orleans, de la mano
de grandes músicos negros, han caminado juntos durante muchísimos años, y
esperemos lo hagan por mucho tiempo. Hasta la próxima
.Fuente consultada http://www.apoloybaco.com
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